“Soy de la orilla brava del agua turbia y la
correntada
que baja hermosa por su barrosa profundidad;
soy un paisano serio, soy gente del remanso Valerio
que es donde el cielo remonta el vuelo en el Paraná".
que baja hermosa por su barrosa profundidad;
soy un paisano serio, soy gente del remanso Valerio
que es donde el cielo remonta el vuelo en el Paraná".
Jorge Fandermole
Por Cristian Sebastián Molina
Las agujas del reloj marcaban las
9am. Tras el ansiado y esperado cigarrillo permitido, parte del grupo enfiló
rumbo a la huerta. La mañana pintaba calurosa y él caminaba con su habitual
look de joggings, alpargatas, gorra y su inseparable bastón.
Se repartieron las tareas cotidianas
de la huerta, y Juan Carlos, El Abuelo como todos lo conocemos en la Comunidad,
tomo el zapin y comenzó a trabajar la tierra como si tuviese 30 años y no le
pesaran los 64 años que marcan su DNI.
Desde el primer momento de mi
internación voluntaria en la Comunidad Terapéutica San Ignacio de Loyola, El
Abuelo revivió mi perfil periodístico a partir de los interrogantes que venían
a mi cabeza sobre un personaje callado pero con mucho por contar.
La mañana avanzaba y me acerqué a
trabajar a su lado, consultando a cada paso que daba producto de mi
desconocimiento e inexperiencia sobre la agricultura familiar.
El Abuelo llegó a estas tierras a
los 7 años proveniente de su Corrientes natal. La Revolución Libertadora del
´55 se preparaba para derrocar a Juan Domingo Perón, y la situación social y
económica obligaba, en muchos casos, a salir a “bancar la olla” desde muy
temprana edad.
Juan Carlos no estuvo exento a esta
situación y apenas termino cuarto grado de primaria se vio obligado a salir a
trabajar en el campo. Desde ese momento nunca paró, recorriendo varias
estancias de la provincia de Buenos Aires.
Jubilado como peón rural desde hace
un par de años, lleva más de siete meses en la Comunidad recuperándose de su
adicción al alcohol. Dentro de la Comunidad vive y ayuda a “vivir en comunidad”
tarea para nada fácil entre más de 30 personas que luchan por salir de una
adicción.
Con sangre mapuche en las venas, El
Abuelo encuentra en el trabajo de la tierra, desde su época de tractorista y
alambrador hasta la actualidad coordinando la huerta, su “lugar en el mundo”.
Los rasgos faciales y su pelo blanco
denotan el paso del tiempo y todo un camino recorrido de historias y vivencias.
El Abuelo, dentro de la Comunidad, es un personaje querido, que día a día nos
enseña a vivir y luchar.
Es Juan Carlos, El Abuelo, Nuestro Abuelo...
Es Juan Carlos, El Abuelo, Nuestro Abuelo...
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